En medio del alboroto de la pandemia, los supermercados han sufrido una hecatombe. La creación de nuevas legislaciones, impulsadas por los conocimientos adquiridos, a una velocidad de vértigo ha afectado a este sector que hacia todo por mantenerse a flote y no dejarnos en un momento tan vulnerable sin nuestras necesidades básicas.
Las nuevas medidas obligaban al sector a adaptar sus horarios, aforos y protocolos de seguridad. Acciones que iban de la mano de reducción de personal, inversión en inventario de seguridad tanto para el local como para los empleados y una necesidad constante de escuchar las noticias nacionales, regionales e incluso locales porque las medidas venían de lugares muy variopintos.
De acuerdo con los datos aportados por Wordlex, durante el 2020 se publicaron mas de 3.000 normas relacionadas con el comercio; 2.868 provocadas por el coronavirus. Lo que traducido al día a día de un empresario del sector supone un total de 7,3 nuevas normas diarias. A pesar de la existencia de vacunas y de que las campañas de vacunación ya están en marcha, las cifras de lo que llevamos de 2021 no son mejores. A principios de marzo se calculaba que en nuestro país se aprobaban una media de 9,5 normas al día.
Los representantes de los empresarios y organizaciones como ASEDAS insisten en la necesidad de regular la situación y afirman que han demostrado desde el inicio de la pandemia una responsabilidad clara a la hora de proporcionar seguridad a los usuarios.
A pesar de que los supermercados no han visto su negocio tan afectado como el turismo o la hostelería, se estima que, en este año, duro para todos, los gastos del sector provocados por las nuevas medidas rondan los 514 millones de euros.