El Ministro de Economía de Francia, Bruno Le Maire, ha reconocido que la burocracia está asfixiando el crecimiento en Europa y ha destacado la importancia de reducir trabas y simplificar burocracia para impulsar el dinamismo y la inversión empresarial. El alto cargo de la Administración Macron ha comunicado, de hecho, que esta será una de las principales metas de su próxima reunión con su homólogo alemán, Christian Lindner.
En su discurso, Le Maire enfatizó la necesidad de un cambio de mentalidad, “una verdadera revolución de los espíritus, tanto a nivel nacional como europeo. Se trata de pasar de un enfoque centrado en el control y la sospecha a uno que fomente el apoyo y la confianza en los emprendedores”. Este cambio “no se producirá de la noche a la mañana” pero es “esencial para liberar el potencial económico de la región”.
Una de las propuestas de su discurso fue aumentar significativamente los umbrales regulatorios y fiscales aplicados las empresas, lo que facilitaría un crecimiento más fluido sin obstáculos artificiales. En opinión de Maire, esta medida facilitaría que las empresas “crezcan más rápido y, por ende, generen más empleo y riqueza para la sociedad en su conjunto”.
Pero no se trata solo de elevar los límites: Le Maire también abogó por “simplificar los trámites administrativos y reducir los plazos para que las empresas puedan operar con mayor agilidad. Esta simplificación aliviará la carga sobre los creadores de riqueza y beneficiará a todos los ciudadanos al fomentar un entorno empresarial más dinámico y próspero”.
El llamamiento del Ministro de Economía francés resuena con fuerza en un momento en que Europa enfrenta desafíos económicos significativos. La necesidad de impulsar el crecimiento y la creación de empleo se antoja urgente en un contexto macroeconómico adverso en el que las previsiones de crecimiento de la UE para 2024 son de apenas un 0,9%. En este sentido, la eliminación de las barreras burocráticas puede ser un paso crucial en la dirección correcta.
Sin embargo, aunque el discurso de Bruno Le Maire habla explícitamente de la necesidad de adoptar políticas que promuevan una mayor apertura económica, lo cierto es que los gobiernos del presidente Emmanuel Macron no han sido capaces de generar mejoras significativas en este frente. Durante su periplo como ministro de Economía, el resultado de Francia en el Índice de Libertad Económica pasó de 63,5 a 62,3 puntos entre 2014 y 2016. Tras su salto a la presidencia, la calificación del país galo se ha movido entre los 63,3 puntos de 2017 y los 63,6 de 2023.
