Uno de los sectores más afectados por la pandemia a nivel nacional es el de la hostelería. En Barcelona, a nadie escapa que los hosteleros se han manifestado abiertamente contra la Generalidad, exigiendo medidas y ayudas que de extraordinarias no tienen mucho, pues ya se han aplicado con éxito en otras regiones, como la Comunidad de Madrid.
Y es que, además, la política sanitaria de la Generalidad contrasta de forma directa con la de la Comunidad de Madrid, que ha combatido el virus con una estrategia de adaptación, basada en la protección de grupos de riesgo y en minimizar las medidas que limitan la actividad socioeconómica, esa de la cual dependen no solo la hostelería, sino otros sectores que generan miles de empleos.
En los últimos treinta días en Madrid, de mediados de enero a mediados de febrero, la actividad comercial en Madrid se sitúa cerca del 55% de los niveles registrados en el mismo periodo del pasado año. Mientras tanto, en Barcelona apenas superan el 40%. Si vemos los datos del último semestre, Madrid supera a Barcelona de forma continuada, siendo noviembre el mes en el que mayor brecha hubo, 90% en Madrid vs 30% en Barcelona.
Aunque criticado por muchos, el modelo madrileño se invoca en otras comunidades autónomas, por una razón: ha funcionado. La administración regional ha sido ágil, hábil y lo más clave, ha mostrado flexibilidad para gestionar el equilibrio entre la sanidad y la economía.