En el contexto de la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019, afirmar que alcanzar los objetivos de neutralidad climática para 2050 es tecnológicamente viable no es muy llamativo. Lo que sí es llamativo es que dicha afirmación provenga de la Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid), quienes ponen una condición necesaria para dicha consecución: que también sea económicamente sostenible.
La clave, según Unesid, es que las administraciones europea y española aprueben una regulación “inteligente” que permita una competencia con Estados no miembros, ya que si la condiciones no son idóneas la producción se trasladará a otros países. De ahí que Bernardo Velázquez, presidente de Unesid, pidiera en su ponencia en la Declaración por la Neutralidad Climática el compromiso de las instituciones comunitarias y nacionales con el sector siderúrgico relativo a la compra de acero.
Entre otras cosas, dicho compromiso se plasmaría con la implementación de un sello o marca que identifique la producción de acero sostenible, elemento que permitiría mostrar cómo la industria siderúrgica española se sitúa a la cabeza de cambio de modelo. Además, desde Unesid se remarca la necesidad de una mayor inversión en innovación mediante la introducción de puntos de captura de CO2, el empleo de biomasa y la utilización del hidrógeno como combustible.
Todo ello en un contexto en que dicha regulación inteligente establezca los puntos para contar con un sector 100% eléctrico, neutro en carbono tanto en la producción de acero, y en la puesta en funcionamiento de hornos eléctricos. Para ello, inciden desde Unesid resultará imprescindible el apoyo institucional para que las energías renovables se sitúen a un precio competitivo.