El alza de los precios del alquiler llevó al Gobierno de François Hollande a establecer una regulación de precios en 2015 con la llamada Ley Alur. En dicha regulación se establecía una horquilla que fijaba en el 20% el máximo de subida del precio y en 30% el de bajada.
Dicha regulación estuvo funcionando con carácter obligatorio hasta que los tribunales franceses la convirtieron en indicativa en 2017. Hasta que se puso en marcha la regulación, París, la cuarta ciudad más cara del mundo para alquilar una vivienda, había experimentado un alza en el precio del alquiler de un 50% de media entre 2005 y 2015.
Tras la entrada en vigor de la Ley Alur, estas alzas de precios se moderaron. Entre 2016 y 2017, el aumento en París fue del 0,4%, por debajo del 0,6%. Sin embargo, desde que la norma dejó de ser obligatoria, los precios volvieron a crecer y ahora el Ejecutivo de Emmanuel Macron proyecta la llamada Ley Elan, que está ahora en discusión y podría permitir recuperar de nuevo los índices de precios máximos.
¿Ayudará esta medida a la contención de precios? En el mismo reportaje de eldiario.es en que se informa de este debate, Fernando Encinar, Jefe de Estudios de Idealista, afirma claramente que no y advierte de que “supondrá de nuevo volver a caer en los mismo errores”.
Encinar apunta además a un argumento muy interesante a la hora de explicar el alza de precios: el efecto de la Ley Alur, lejos de incrementar el acceso al alquiler lo redujo, pues muchos propietarios, ante la imposibilidad de rentabilizar su activo, decidieron sacarlo al mercado poniéndolo en venta. Un fenómeno que entroncaría directamente con el posterior alza de precios evidenciada tras la decisiones judicial de 2017: al haberse reducido el parque de viviendas en alquiler la mayor demanda habría producido un alza automática de los precios.