El Instituto de Estudios Económicos presentó el pasado 9 de julio en Madrid la edición 2020 del Índice de Libertad Económica. España apenas ha mejorado su calificación un 8,6% en los últimos 25 años, experimentando una tasa media de avance de apenas un 0,33%. Esto explica que el grado de libertad económica esté un 9% por debajo del promedio y sitúa a de España en el puesto 30 de los 37 países de la OCDE.
Además, el IEE ha desglosado el subíndice referido específicamente a la libertad de empresa, con ánimo de resaltar en qué posición se encuentra el sector privado de nuestro país a la hora de lidiar con la recesión desatada por la pandemia. Esta medición considera casi 15 factores referidos a los trámites de apertura, operativa o cierre de un negocio medio. Los tiempos de espera burocráticos, el coste de los impuestos, las facilidades regulatorias o los permisos requeridos para funcionar son algunos de estos criterios básicos incorporados en el análisis que ha hecho el IEE.
En los 10 últimos años, España ha sido uno de los pocos que ha perdido libertad de empresa, al contrario de lo sucedido en otros mercados mediterráneos como Portugal, Italia o Grecia. Esta circunstancia relega al país a los cinco últimos puestos del subíndice, con Eslovaquia, Hungría y Polonia en las posiciones de colistas.
La puntuación de Reino Unido, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Dinamarca y Australia es la más destacada en lo tocante a las facilidades para hacer negocios. También reciben una buena calificación Noruega, Suecia, Finlandia, Islandia y Estados Unidos. Alemania se queda a las puertas de las 10 primeras posiciones.