El panorama para el sector automovilístico es de absoluta incertidumbre. Los últimos datos de ventas confirman la caída, con una bajada del 7,6% en el mes de enero. Esto suma 16 meses continuados de tendencia negativa, lo que reafirma la idea de que el consumidor se encuentra en un momento de incertidumbre ante un futuro inmediato marcado por las dudas.
Mucho tiene que ver en esa incertidumbre el panorama regulatorio. Sin ir más lejos, el Gobierno británico de Boris Johnson anunció recientemente un adelanto de cinco años de la prohibición de venta de vehículos de motor de combustión. Mientras en España estamos a la espera de la ley de cambio climático, que abordará entre otras muchas esta cuestión, otros países europeos juegan con las fechas, pero todo apunta a que 2030 será el año de cambio para este tipo de vehículos.
Sin embargo, la industria está dando una lección. El sector sufre en pleno proceso de transformación y no puede esperar a que los gobiernos resuelvan sus dudas, así que es la propia industria la que se está adelantando al panorama legislativo adoptando medidas que harán que dichas regulaciones, cuando lleguen, queden casi obsoletas.
La oferta de vehículos híbridos y eléctricos crece y cada vez son más las marcas que apuestan definitivamente por un cambio en su modelo de producción. De las no europeas, salvo Mazda todas las demás han abandonado el diesel. Otras, como Volvo, abandonarán el motor de combustión voluntariamente e incluso la industria alemana, la más reticente al cambio, está implementando la transición consciente de que es inevitable y esperar solo empeorará su negocio.
Además, algunas asesorías como Bloomberg indican que los avances en investigación y desarrollo de las baterías, junto con la cada vez mayor demanda y competencia entre marcas podrían guiar a una futura bajada de los precios de este tipo de vehículos, lo que incentivaría la adquisición de este tipo de vehículos.