Si se quiere controlar la contaminación generada por los vehículos, el transporte pesado parece una pieza fundamental. Lo curioso es que hasta ahora pasara desapercibido, al menos a nivel europeo.
El Parlamento y el Consejo Europeo han alcanzado recientemente un acuerdo preliminar para comenzar a vigilar y controlar las emisiones y datos de consumo de combustible de los nuevos camiones, autocares y autobuses. Dicho plan deberá de ser aprobado formalmente por los Estados Miembros y la Eurocámara. Todo, en el marco del plan europeo para reducir las emisiones de CO2.
De acuerdo con la normativa, los fabricantes controlarán e informarán de los niveles de emisiones de los vehículos nuevos de acuerdo con la Herramienta de Cálculo de Consumo de Energía de los Vehículos (VECTO, por sus siglas en inglés).
Por su parte, la Comisión hará pública la información a través de la Agencia Europea del Medio Ambiente y fijará multas administrativas en caso de que los fabricantes no aporten la información o ésta esté manipulada.
Además, también se pondrán en marcha pruebas para verificar los consumos y emisiones de los vehículos pesados que ya están en circulación, siempre con el objetivo de reducir los gases contaminantes un 20% en 2030 respecto a los niveles de 2008.